sábado, 14 de noviembre de 2015

Guerra




La rabia que sienten en estos momentos muchos españoles por los atentados de Paris, es igual a la que han sentido y sienten tanta gente inocente en países como Afganistán, Irak o Siria entre otros, claro que es  normal sentir menor empatía por un afgano, que no comparte con nosotros, ni religión, ni costumbres, ni cultura, todo lo contrario que con un francés que lleva una vida muy parecida a la de un español y por lo cual nos permite imaginarnos que podríamos ser nosotros o nuestras familiares y amigos las victimas de tanta barbarie,  pero no debemos olvidar que tan terrible es el sufrimiento de los unos como de los otros y que se debe buscar una solución para todos, y esa solución no pasa por la guerra, como el presidente francés ha declarado, con más intención de ganar votos de cara a las próximas elecciones, que con intención real de resolver un problema tan complejo,  por su puesto que se debe hacer algo, no es cuestión de cruzarse de brazos ni mucho menos, pero se debe ir a las causas del problema y trabajar de verdad para solucionarlo, eso si, con las herramientas de la razón que son muchas; la educación, la concienciación , el respeto mutuo, la convivencia y el intercambio cultural, entre otras, sin que eso interfiera con el trabajo de la policía y los grupos de inteligencia antiterrorista, se debe ser firme al aplicar la ley con quien no atiende a razones y no respeta la vida, pero intentar declararle la guerra al terrorismo islámico, no sirve de nada, primero: porque no existe un enemigo real a quien declararle la guerra, se puede mejorar la lucha antiterrorista, pero no se puede declarar la guerra a nada que no sea un estado real, no es el caso del estado islámico que es sólo el eslogan de un grupo terrorista, por lo cual mandar al ejército a acabar con ISIS o con al-Qaeda, es como intentar matar una mosca a cañonazos, inútil, se debe buscar otros métodos, Afganistán e Irak son dos ejemplos del despropósito de empezar una guerra contra un fantasma, en el caso de Afganistán, donde se invadió un país para acabar con al-Qaeda y en especial con Bin Laden, resultó que después de años de guerra las fuerzas norteamericanas sólo consiguieron acabar por casualidad con un viejo y acabado Bin Laden y todo ello con el costo de unos 2372 soldados muertos, casi la misma cantidad de víctimas que en los atentados del 11-S, todo ello, no solo sin lograr acabar con al-Qaeda, sino todo lo contrario, dejando el terreno abonado de odio, hambre y frustración, es decir el escenario perfecto para que germinen nuevos terroristas, un tanto de lo mismo se puede decir, de lo hecho en Irak. Se mire por donde se mire, la estrategia utilizada estos años contra el terrorismo no sólo es infructuosa si no contraproducente. No olvides que dejarnos llevar por el odio e intentar vengar la barbarie con la misma moneda es en parte lo que quieren los terroristas, recuerda que se les llama así porque su estrategia es crear el terror entre los que consideran sus enemigos, para que el miedo y el odio creado, les permita conseguir sus objetivos contra un enemigo demasiado grande y poderoso como para enfrentarse a él en una batalla directa. Así que no lo olvides, no te dejes llevar por el odio y el miedo, es lo que los terroristas quieren y no sirve absolutamente para nada.