La rabia que sienten en estos momentos muchos españoles por
los atentados de Paris, es igual a la que han sentido y sienten tanta gente
inocente en países como Afganistán, Irak o Siria entre otros, claro que es normal sentir menor empatía por un afgano, que
no comparte con nosotros, ni religión, ni costumbres, ni cultura, todo lo
contrario que con un francés que lleva una vida muy parecida a la de un español
y por lo cual nos permite imaginarnos que podríamos ser nosotros o nuestras
familiares y amigos las victimas de tanta barbarie, pero no debemos olvidar que tan terrible es
el sufrimiento de los unos como de los otros y que se debe buscar una solución
para todos, y esa solución no pasa por la guerra, como el presidente francés ha
declarado, con más intención de ganar votos de cara a las próximas elecciones,
que con intención real de resolver un problema tan complejo, por su puesto que se debe hacer algo, no es
cuestión de cruzarse de brazos ni mucho menos, pero se debe ir a las causas del
problema y trabajar de verdad para solucionarlo, eso si, con las herramientas
de la razón que son muchas; la educación, la concienciación , el respeto mutuo,
la convivencia y el intercambio cultural, entre otras, sin que eso interfiera
con el trabajo de la policía y los grupos de inteligencia antiterrorista, se
debe ser firme al aplicar la ley con quien no atiende a razones y no respeta la
vida, pero intentar declararle la guerra al terrorismo islámico, no sirve de
nada, primero: porque no existe un enemigo real a quien declararle la guerra,
se puede mejorar la lucha antiterrorista, pero no se puede declarar la guerra a
nada que no sea un estado real, no es el caso del estado islámico que es sólo
el eslogan de un grupo terrorista, por lo cual mandar al ejército a acabar con
ISIS o con al-Qaeda, es como intentar matar una mosca a cañonazos, inútil, se
debe buscar otros métodos, Afganistán e Irak son dos ejemplos del despropósito
de empezar una guerra contra un fantasma, en el caso de Afganistán, donde se invadió
un país para acabar con al-Qaeda y en especial con Bin Laden, resultó que
después de años de guerra las fuerzas norteamericanas sólo consiguieron acabar
por casualidad con un viejo y acabado Bin Laden y todo ello con el costo de unos
2372 soldados muertos, casi la misma cantidad de víctimas que en los atentados
del 11-S, todo ello, no solo sin lograr acabar con al-Qaeda, sino todo lo
contrario, dejando el terreno abonado de odio, hambre y frustración, es decir el
escenario perfecto para que germinen nuevos terroristas, un tanto de lo mismo
se puede decir, de lo hecho en Irak. Se mire por donde se mire, la estrategia
utilizada estos años contra el terrorismo no sólo es infructuosa si no
contraproducente. No olvides que dejarnos llevar por el odio e intentar vengar
la barbarie con la misma moneda es en parte lo que quieren los terroristas, recuerda
que se les llama así porque su estrategia es crear el terror entre los que
consideran sus enemigos, para que el miedo y el odio creado, les permita
conseguir sus objetivos contra un enemigo demasiado grande y poderoso como para
enfrentarse a él en una batalla directa. Así que no lo olvides, no te dejes
llevar por el odio y el miedo, es lo que los terroristas quieren y no sirve
absolutamente para nada.