Hace unos 45mil años aparece una
especie de homínidos, que caminan erecto y a diferencia de sus antepasados, tienen
un cerebro mucho más desarrollado capaz de razonar de forma compleja: son los
Homo sapiens sapiens, (es decir nosotros)
y por primera vez nuestro cerebro nos permite plantearnos preguntas. Imaginemos
por un momento que no conocemos la respuesta a nada, a absolutamente nada, todo
son preguntas: ¿por qué sopla el viento, por qué sale el sol, por qué crecen
las plantas? Etc., etc. Todo resulta un misterio y el cerebro de nuestros
antepasados debe encontrar una respuesta aceptable antes de caer achicharrado
ante tantas incógnitas, es ese el momento histórico en que el hombre crea a los
dioses, en forma de espíritus y deidades relacionadas con la naturaleza, lo que
mucho tiempo más adelante llamaremos: Animismo, este es el comienzo de una guerra
que se mantiene hasta nuestros tiempos, entre el pensamiento mágico y el
racional, no deja de ser curioso que el origen del pensamiento mágico sea un
sub producto del racionalismo, la evolución demostró que la búsqueda de
patrones lógicos era una herramienta
poderosísima para sobrevivir, pero como ya hemos dicho: en los albores de la
humanidad las respuestas todavía eran escasas, por no decir inexistentes, así
que la única respuesta lógica a la luz del conocimiento humano de aquella
remota época, era la existencia de los dioses y por tanto la creación del
pensamiento mágico, pero con el paso del tiempo, el pensamiento mágico va cediendo
terreno a la razón, descubrimos el proceso de cultivar la tierra, reconocemos y
controlamos sus patrones lógicos, este es solo un pequeño ejemplo, luego viene
el descubrimiento de las células, los átomos, etc. Y todo cambia, hasta que Nietzsche
pronuncia la famosa frase de: “Dios ha muerto” (Gott ist tot): Actualmente la
ciencia nos aporta respuestas a todas
las preguntas que cualquier ciudadano medio puede hacerse, está claro que no
tiene respuestas para todas las preguntas de Stephen Hawkin, pero sí para
cualquier persona que no sea un profesional de las ciencias, incluso ya tenemos
algunas teorías razonables y posibles sobre cómo se produjo el big bang que dio
origen al universo, como dijo el propio Hawkin en su libro: “el Gran diseño”, ya
no es necesario recurrir a la figura de
Dios para explicar ningún fenómeno, ni acontecimiento de la naturaleza. La
ciencia esgrime argumentos sólidos, pero la gente sigue creyendo en la magia,
bien sea en forma de deidades, o bien como el destino, o como ya expuse en un
artículo titulado “Dios a la carta” en forma de un ente abstracto. Son muchas
las formas que adopta el pensamiento mágico para mantenerse vivo, y es que no
es fácil acabar con tantos miles de años de creencias sin base racional y sobre
todo de acabar con la semilla plantada durante la infancia, a través de las
creencias religiosas que se adhieren fuertemente a esa esquina de nuestro
cerebro donde viven nuestras emociones, y todo lo que está relacionado con las emociones es tremendamente difícil de
cambiar. En el pasado el pensamiento mágico nos fue útil, otorgando lógica a
algo que a simple vista no la tenía, pero en el siglo XXI la utilidad que pueda
tener es escasa o directamente nula. Supongo que la única vacuna ante tanto
espejismo, es la información y el pensamiento crítico.
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