martes, 7 de junio de 2016

Las dos caras de los espectáculos de masas.








Los espectáculos actuales se basan en 2 formas de entretenimiento antiguos, como son; por un lado el teatro griego, en donde se buscaba que el espectador se identificara con el personaje principal y así vivir, durante el tiempo que duraba la obra, una experiencia vital que conllevaba un final con una moraleja, consiguiendo  de esta manera insuflar en los ciudadanos conceptos morales de forma profunda, lo que llamaban una catarsis. Y por otro lado está el circo romano, que cumplía la función de mantener entretenido al vulgo y en especial en la época final del imperio, donde la entrada era gratis y se repartía pan a los asistentes dando origen a la expresión: “Pan y circo”,  era una forma de lograr que el pueblo llano se desahogara de sus frustraciones diarias y de paso aliviara el hambre evitando así que se revelaran contra el orden establecido. Algunos espectáculos de masas como el cine, la tv, e incluso conciertos musicales, están basados en el primer concepto, la catarsis, en algunos casos convertida en una suerte de liberación personal que a veces, demasiadas desde mi punto de vista, es utilizada por los poderes fácticos  para implantar en el inconsciente colectivo conceptos, que propician los valores capitalistas. He de reconocer que en algunas ocasiones esto se debe a pura inercia producida por el simple hecho de vender y no tanto por la intención de manipular, sin que el resultado deje de ser el mismo, claro.  Por otro lado tenemos los espectáculos basados en el desahogo y la euforia, como pueden ser: los deportes de masas, las macro discotecas, los parques de atracciones, etc. Luego podríamos nombrar una tercera categoría en donde estarían incluidos los espectáculos que conllevan la esencia de los dos pilares anteriormente señalados, pero la realidad es que quizás todos los medios de entretenimiento masivos beben de las dos fuentes a la vez, con apenas pequeñas variantes entre sí, pero desde luego si algo tienen en común todas estas formas populares de entretenimiento es el permitir dejar de lado el individualismo para formar parte de una manada durante un pequeño periodo de tiempo y así liberar a la persona de la tensión y la presión que conlleva el ser un ente individual, este resulta un tema sumamente interesante que filósofos como Slavoj Žižek han abordado, este ha postulado que el capitalismo propicia el individualismo, con la intención de que se aumente el consumo de bienes a través de dos vías, la primera es simple y obvia, la multiplicación del consumo, los hermanos no deben compartir bienes, si no deben tener cada uno el suyo propio, los solteros deben vivir solos, los abuelos solos o en un centro, etc. Y la segunda no tan visible, es la de crear un estado de tensión constante en el individuo, producido por la necesidad de ser, especial, único, individual, claro que esto es solo una fantasía ya que ni la sociedad ve con buenos ojos lo diferente, ni un ser humano se diferencia tanto de otro como para que esta premisa sea viable, por lo tanto la persona cae en un estado de infelicidad que intenta llenar comprando cosas para ser diferente y especial para así alcanzar la felicidad, cayendo en un círculo vicioso eterno, Žižek dice que a pesar de los muchos errores que cometió el comunismo entre las cosas a recuperar está el trabajo social y la importancia del conjunto de la sociedad por encima del bienestar del individuo, o dicho de otra manera reducir el individualismo, reconozco que es una visión compleja y discutible, como no podría ser menos bienvenido de un filósofo como  Žižek.
Retomando el hilo inicial podemos concluir que los espectáculos de masas cumplen una función tremendamente útil para la sociedad como para el individuo de liberación y catarsis, siendo a la vez un peligroso propiciador de fanatismos y manipulación del vulgo.

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