La población mundial actual es de 6 mil millones de
habitantes, de entre todos ellos unos cuantos millones tienen una voz excelente
e incluso tienen buena técnica cantando. Una vez planteado este dato, aclaremos
algunas cosas: para la humanidad en su conjunto es totalmente irrelevante
conocerlos a todos y cada uno de ellos, quizás sea curioso para los de sus
respectivos pueblos y ciudades, pero para el resto de los mortales es insulso y
a veces saturante el constante bombardeo de videos de niños y mayores versionando
canciones populares una y otra vez, tanto en redes sociales, como en programas de
televisión. Cosa distinta sería si se dedicaran a descubrir y apoyar a nuevos artistas,
en cuyo caso nos harían un gran favor a todos los seres humanos de este planeta
y además dejarían de confundir a la gente haciéndoles creer que tener una gran
voz los convierte automáticamente en músicos, o que tomar calases de canto te
convierte en un artista, seguro que estas últimas afirmaciones pueden llevar al
clásico debate sobre lo que es o no el
arte, y aunque me encanta debatir, en
este caso no daré mi opinión, prefiero reservármela para más adelante.
jueves, 30 de noviembre de 2017
jueves, 16 de noviembre de 2017
Mercachifles
Después de visitar algunas exposiciones de fotografía y ver
pseduo proyectos artísticos realizados en soporte fotográfico, no puedo más que
reafirmar mi teoría en cuanto a la visibilidad que puede alcanzar un trabajo
fotográfico, y para aclarar el tema paso a explicarme: Por un lado están los
fotógrafos “serios” y los concursos con prestigio, así como agencias con gran
pedigrí, los ejemplos ya los conocemos todos: Los Sony awards photography, National geographic,
Magnum photos, etc. Y luego están esa serie de artistas-fotógrafos, que
utilizan la fotografía como un medio de expresión artística, sin que sea
obligatorio o necesario que sean fotógrafos, esto es un propósito y un método,
totalmente lícito e interesante, el problema es que me he encontrado una y otra
vez durante años, con artistas mediocres, que al no dominar alguna otra forma
de expresión artística, se aprovechan de la supuesta facilidad de hacer fotos,
al fin y al cabo es solo darle a un botón ¿no?, y logran hacerse un hueco en este
espacio llamado “proyectos artísticos”, ya que en ambientes fotográficos al
uso, nadie los tendría en cuenta. Pues bien la cosa es más fácil de lo que
parece solo debes seguir tres simples pasos:
1 Realiza fotos de un
mismo tema de forma repetitiva, cuanto más tiempo pase más interesante
resultara tu proyecto, por ejemplo, fotos de ventanas, fotografía toda ventana que te
encuentres de forma compulsiva, y si estás 20 años haciéndolo mejor.
2 A la hora de
imprimir tus fotos para exponerlas tienes dos opciones para dar una impresión
más artística: imprímelas en el tamaño más grande que puedas, o lo contrario en
un formato muy pequeño, que obligue al espectador a acercarse o alejarse para
poder observar la fotografía eso hace que una insulsa foto de una ventana
resulte interesante.
3 Y por último lo más
importante el proyecto debe ir acompañado de un texto explicativo de la obra,
que en contra de lo que su propio nombre indique, no debe explicar nada sino
justificar y enredar la obra, siguiendo el ejemplo de las ventanas, la cosa
sería algo así: Este proyecto reflexiona sobre las barreras de la intimidad que
crean burbujas entre la realidad y la fantasía soñada en las entrañas del
núcleo familiar, que a veces se entreabren creando esa maravillosa sinergia
entre lo público y lo privado, permitiéndonos vislumbrar lo efímero del ser
etc…
viernes, 10 de noviembre de 2017
Destino
Si tomo en cuenta la percepción común del destino, debo inferir
que es una especie de guion que cuenta siempre con un final feliz, frases como:
“Lo que está para uno…” o “Si sucedió por algo será” este algo siempre se
refiere a algo positivo, lo cual resulta sumamente curioso ya que según parece
el supuesto del destino solo es aplicable cuando nos acontecen situaciones
positivas, y cuando no, es debido a que es un preámbulo de algo que está por
venir y que por supuesto será bueno. Me resulta al menos chocante este
postulado, ya que si el destino está escrito, y es una especie de guion
inamovible de nuestra vida, uno: no nos deja margen de decisión y dos: está
escrito para lo bueno y lo malo, es decir, cuando una persona sufre
violaciones, tortura, pasa hambre, o cualquier otro tipo de sufrimiento, lo
padece porque así está escrito, claro que esta visión del destino no es tan
poética y enternecedora como la común, pero ello no le resta mayor lógica. Yo
por mi parte encuentro que el concepto de destino, no es sino otra forma de
mutación del pensamiento mágico, de hecho en alguna ocasión he conocido a gente
que a pesar de no creer en Dios cree en el destino, no olvidemos que en parte
el pensamiento mágico se perpetua culturalmente envuelto en sentimientos irracionales,
logrando así perpetuarse en el tiempo.
Segismundo:
¡Ay mísero de mí! ¡Ay infelice!
Apurar, cielos, pretendo
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saber,
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
qué más os pude ofender,
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma,
o ramillete con alas
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma:
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?
Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas,
gracias al docto pincel,
cuando, atrevido y cruel,
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto:
¿y yo con mejor distinto
tengo menos libertad?
Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío:
¿y yo con más albedrío
tengo menos libertad?
Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le dan la majestad,
el campo abierto a su ida:
¿y teniendo yo más vida
tengo menos libertad?
En llegando a esta pasión
un volcán, un Etna hecho,
quisiera sacar del pecho
pedazos del corazón.
¿Qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan suave,
excepción tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?
¡Ay mísero de mí! ¡Ay infelice!
Apurar, cielos, pretendo
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saber,
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
qué más os pude ofender,
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma,
o ramillete con alas
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma:
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?
Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas,
gracias al docto pincel,
cuando, atrevido y cruel,
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto:
¿y yo con mejor distinto
tengo menos libertad?
Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío:
¿y yo con más albedrío
tengo menos libertad?
Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le dan la majestad,
el campo abierto a su ida:
¿y teniendo yo más vida
tengo menos libertad?
En llegando a esta pasión
un volcán, un Etna hecho,
quisiera sacar del pecho
pedazos del corazón.
¿Qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan suave,
excepción tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?
La vida es sueño
Pedro Calderón de la Barca
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