Una de las principales diferencias entre nosotros y los
animales no racionales es, sin duda, la capacidad de organizarnos e
intercambiar información compleja. Una manada de lobos se organiza para atacar
a su presa, pero lo hace a través del instinto, no es que se reúnan compartan
información y tracen un plan adaptado al clima, la presa y las características
propias de la manada, es pura evolución, transmitida de generación en
generación por el ADN, eso hace que la forma de cazar de los lobos apenas si ha
cambiado en miles de años. el proceso
evolutivo es muy lento, sin embargo el ser humano logra avances increíblemente
rápidos debido a la maravillosa capacidad de compartir información compleja, pongamos
el ejemplo de un coche: un aparato tremendamente complicado que con lleva miles
de estratos de conocimiento humano para conformar algo tan intrincado, de hecho,
imaginemos que le mostramos un video de un coche en movimiento a una tribu muy
primitiva y les pedimos que fabriquen uno de cero aportándoles todas las
materias primas para ello, por supuesto que no podrán hacerlo, como mucho, si
no conocen la rueda, el video les permitirá descubrirla, es decir, solo
entenderán el funcionamiento del invento más básico de todos los que unidos
forman un coche moderno. Y es que nadie inventó un coche partiendo de cero,
sino que es el resultado de la suma del conocimiento de miles de personas a lo
largo de muchos años, pero nada de ello
llegaría a buen puerto sin el pegamento que une y relaciona a todos esos
inventores, la información, el intercambio de ideas, conceptos, costumbres,
inventos etc. Es lo que hace diferente a nuestra especie y lo que nos ha
permitido escribir la Divina Comedia, pintar La Mona Lisa, o construir la
catedra de Notre Dame. En la antigüedad este flujo de información contaba con
dos vías de gran valor: La ruta de la seda y la ruta del incienso, hoy en día las nuevas tecnologías nos
permiten tener acceso a toda la información del conocimiento humano, con tan solo
tener conexión a internet, algo impensable apenas hace unos años, este hecho
permite acercar las herramientas necesarias a quien sabrá qué hacer con ellas,
además de impregnar a la gente de costumbres e ideas distintas a las que forman
parte del arraigo social y cultural del lugar donde viven, esto es un arma de
doble filo, ya que, por una parte puede aportar a la gente un punto de vista
distinto de la realidad a la que habitualmente se da en el lugar donde vive
(imaginemos una mujer árabe oprimida que descubre, gracias a internet, que en
otras partes del mundo las mujeres tienen los mismos derechos que el hombre,
esto le podría suponer un cambio radical de su forma de entender su entorno)
pero por otro lado corremos el riesgo del empobrecimiento de la diversidad
cultural al globalizarse los gustos y las costumbres, perdiéndose las
propias del lugar, sin duda es un juego peligroso, pero si somos conscientes del impacto de la
globalización y logramos canalizar su potencial para enriquecer las culturas de
los pueblos y no lo contrario, creo que valdrá la pena el riesgo, ya que nunca
antes tuvimos la posibilidad de compartir tanta información y de forma tan
rápida. El tiempo dirá si los resultados son positivos, pero al menos a mí me
resulta un futuro esperanzador y apasionante.
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