viernes, 13 de julio de 2018

Patriotismo



El Patriotismo, ese maravilloso invento que lo mismo te sirve para desviar la atención de cualquier corruptela, como para ganar votos insuflando orgullo nacional en los deseosos corazones de los ciudadanos. Marx dijo aquella famosa frase: “La religión es el opio del pueblo” y a pesar de que la interpretación común es que se refería a que la religión era la droga del pueblo, Marx se refería a que la vida del trabajador era terriblemente dura y lo único que aliviaba en parte su dolor era la religión. Hoy en día quizás se entendería mejor esa frase de la siguiente forma: La religión es la morfina del pueblo. Bueno, el hecho es que no solo de religión se droga el pueblo, también de fanatismos deportivo, cotilleos televisivos varios y especialmente de patriotismo, eso que te hace pensar que tu país es el mejor del mundo, y olvidar que puesto ocupa en el ranking de fracaso escolar, en desempleo, en violencia de género, etc. Genéticamente estamos diseñados por la evolución para ser mamíferos de manada, grupos de una media de 30 miembros, mientras mayor sea esta cifra, más se disuelve el sentimiento de pertenencia a dicho grupo, así que para un ciudadano es más fácil sentirse parte de su pueblo y más difícil el serlo en igual medida de su comunidad autónoma, y mucho menos de un país, es entonces en donde entran en juego los símbolos: banderas, escudos, himnos, etc. Los cuales te permiten identificar como parte de tu manada a gente que no conoces de nada, y que poco tiene que ver contigo, la utilización de estos símbolos es tremendamente amplio, desde tribus urbanas, pasando por equipos deportivos, partidos políticos, y acabando en los ya citados países. Desde luego estoy a favor de destacar los elementos que nos unen como personas y no los que nos diferencian, ya que siendo pragmáticos las diferencias son superfluas y la realidad es que todos sufrimos, amamos, reímos y sangramos, es decir todos somos humanos y habitamos el mismo planeta, así que desde luego debemos hacer todo lo posible por buscar un equilibrio entre estas dos tendencias, comportarnos como una gran manada global, a la vez que luchamos por mantener vivas las diferentes características culturales, que sin duda enriquecen a la humanidad. Nunca confundir esto con la manipulación y el chovinismo que significa el patriotismo, estar orgulloso de tu cultura y costumbres es digno de admirar, creer que las tuyas son las mejores y utilizar estas diferencias como barrera, te hace mejor patriota a la vez que peor persona.
Pero esto no es todo, el instinto de manada, no justifica por si solo tanta pasión ciega por pertenecer a un grupo determinado de personas, y es que la humanidad es compleja, por lo cual no podemos olvidar la imperiosa necesidad del ser humano de reconocerse, de saber quién es, y desde luego, ser español (o de cualquier otra nacionalidad) te ayuda a definirte como persona, así que si sumas nuestro instinto más primitivo de agruparnos en manadas, con nuestra necesidad de saber quién somos, producida como un efecto residual de tener un cerebro tan desarrollado que nos permite tener conciencia de existir como un ente individual, a la vez que nos impulsa a preguntarnos ¿quién soy? Lo que obtienes es un peligroso caldo de cultivo, para producir gente xenófoba y fanática, por lo cual debemos estar atentos para no dejar que estos condicionantes se desarrollen produciendo: rechazo al distinto como afirmación de lo que creo ser, y no debemos permitirlo ya que la realidad es que: somos de todo un poco y nada del todo, es decir seres humanos.

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