Gente convencida por: empresas de publicidad, filosofías baratas, místicos de memes, etc. De que: Nada es imposible, si deseas algo mucho el universo conspirara para que lo logres, no existen los límites. Claro que, todos estos eslogan, frases motivadoras o como lo quieran llamar, están dirigidas exclusivamente al individuo, nunca a la sociedad, no entraré en los motivos subyacentes en la exaltación del individualismo, pero sí en que los conversos del nada es imposible, son los primeros en ver como algo utópico el cambiar el sistema económico, social y ético reinante en el mundo, por muy injusto, corrupto o dañino que éste sea. Sin duda, algo curioso, se ve que el universo sólo conspira para los deseos individuales y nunca para el bien común. Resulta absurdo tal razonamiento si miramos la historia y observamos que los cambios importantes vienen de la mano de grupos de personas y no de individuos, aunque estos movimientos puedan estar inspirados en la figura de algún líder, héroe o mártir, los logros finales no son posibles sin la fuerza del grupo, así que el poder reside en el pueblo y en menor medida en los individuos que lo conforman. Nos cambiaron “el pueblo unido jamás será vencido” por el sueño hedonista, y oculto entre líneas pero en negritas, nos incrustaron el mensaje de que lo que está mal, y por tanto debes cambiar, es tu vida, el resto desde luego está bien, obviando que la felicidad no es completa sino es colectiva, por eso los ricos viven en países ricos y no en los pobres donde pueden ser aún más ricos, por que vivir entre sufrimiento y miseria, por muy bien que te vayan las cosas no da una felicidad completa sino todo lo contrario. En fin, todas obviedades una y otra vez repetidas que la gente parece olvidar cuando creen que es más fácil que un pobre triunfe económicamente a que una sociedad se vuelva un poco más justa.