Solo
somos un montón de monos con un cerebro lo suficientemente desarrollado
como para hacernos preguntas trascendentales que no tiene respuesta e
inventárnoslas, mientras viajamos a toda velocidad por un pequeño punto
azul en la inmensidad del universo, solo eso, niños aferrados a
cualquier cosa que nos haga sentir importantes y trascendentes, durante
una fracción de segundo que acabará disuelta en el océano del tiempo. Y
seguramente en eso se basa la belleza de nuestra existencia, en la
danza entre nuestros deseos y la cruda realidad, que tienen como
expresión máxima el arte, porque tan solo un poema, una canción, un
cuadro, una película, o cualquier otra expresión artística, justifican y
dignifican por si sola, la existencia de toda la humanidad.
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