Ya
hace 10 años desde que se aprobó el matrimonio igualitario, y a pesar del
tiempo que ha transcurrido, todavía hay gente que sigue sin entender algunas
cosas, así que me he animado a escribir este artículo para aclarar algunos temas,
pero empecemos por lo más básico: ¿qué es el matrimonio? Pues bien, el matrimonio no es sólo una cosa
sino dos, según se realice: por lo civil o por lo religioso, yo sólo me voy a
referir a la parte civil, ya que la religiosa sólo debe interesar a aquellos
que pertenezcan a dicha religión, sea cual sea ésta, pero el matrimonio civil si
nos incumbe a todos los ciudadanos de un país y se puede definir como: La unión conyugal que crea un vínculo entre dos
personas con derechos y obligaciones legales.
Así que el contraer matrimonio no es un derecho en sí, pero, si la posibilidad
de hacerlo ya que te da acceso a ciertos derechos y obligaciones que de otra
manera no podrías tener, con lo cual el que personas del mismo sexo no pudieran
casarse no era una cuestión baladí, sino una grieta enorme en uno de los
pilares básicos de la democracia.
Constitución española, artículo 14: Los españoles son
iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón
de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o
circunstancia personal o social.
Declaración Universal de derechos humanos, artículo 1:
Todos los seres humanos nacen libres e
iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia,
deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Bien,
pues si a la vista de la constitución y la declaración universal de derechos
humanos (firmada por España) queda meridianamente claro que el privar a
personas de la posibilidad de contraer matrimonio es tratarlos como ciudadanos
de segunda y por lo tanto contravenir los principios básicos de la democracia, ¿por
qué se tarda tanto en solventar tan penoso asunto?, la respuesta debemos
buscarla en la unión entre iglesia y estado, que existió durante el
largo y doloroso periodo de dictadura en España y que condicionó durante
décadas el pensamiento del español de a pie, ignorando que el estado español es
aconfesional, es decir, las leyes no pueden ser influenciadas por creencias
religiosas, como por ejemplo, que personas del mismo sexo mantengan una
relación de pareja es una aberración y por lo tanto no pueden ser un
matrimonio, y que en el mejor de los casos la unión de esas personas debería
llamarse de otra manera, pues no señores, las leyes no se rigen por la religión,
sino por los textos democráticos que arriba he nombrado, y que dejan claro que
todos debemos tener los mismos derechos, e insisto, las normas que pongan en
sus clubes privados (iglesias) es otra cosa, en un país democrático por encima
de la constitución no existe ninguna otra norma, (eso no quiere decir que esta
sea sagrada y no se pueda modificar, pero ese es otro tema, que dejaré para
otro momento) le pese a quien le pese.
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