El Patriotismo, ese maravilloso invento que lo mismo te
sirve para desviar la atención de cualquier corruptela, como para ganar votos
insuflando orgullo nacional en los deseosos corazones de los ciudadanos. Marx
dijo aquella famosa frase: “La religión es el opio del pueblo” y a pesar de que
la interpretación común es que se refería a que la religión era la droga del
pueblo, Marx se refería a que la vida del trabajador era terriblemente dura y
lo único que aliviaba en parte su dolor era la religión. Hoy en día quizás se
entendería mejor esa frase de la siguiente forma: La religión es la morfina del
pueblo. Bueno, el hecho es que no solo de religión se droga el pueblo, también
de fanatismos deportivo, cotilleos televisivos varios y especialmente de
patriotismo, eso que te hace pensar que tu país es el mejor del mundo, y
olvidar que puesto ocupa en el ranking de fracaso escolar, en desempleo, en
violencia de género, etc. Genéticamente estamos diseñados por la evolución para
ser mamíferos de manada, grupos de una media de 30 miembros, mientras mayor sea
esta cifra, más se disuelve el sentimiento de pertenencia a dicho grupo, así
que para un ciudadano es más fácil sentirse parte de su pueblo y más difícil el
serlo en igual medida de su comunidad autónoma, y mucho menos de un país, es
entonces en donde entran en juego los símbolos: banderas, escudos, himnos, etc.
Los cuales te permiten identificar como parte de tu manada a gente que no
conoces de nada, y que poco tiene que ver contigo, la utilización de estos
símbolos es tremendamente amplio, desde tribus urbanas, pasando por equipos
deportivos, partidos políticos, y acabando en los ya citados países. Desde
luego estoy a favor de destacar los elementos que nos unen como personas y no
los que nos diferencian, ya que siendo pragmáticos las diferencias son
superfluas y la realidad es que todos sufrimos, amamos, reímos y sangramos, es
decir todos somos humanos y habitamos el mismo planeta, así que desde luego
debemos hacer todo lo posible por buscar un equilibrio entre estas dos
tendencias, comportarnos como una gran manada global, a la vez que luchamos por
mantener vivas las diferentes características culturales, que sin duda
enriquecen a la humanidad. Nunca confundir esto con la manipulación y el
chovinismo que significa el patriotismo, estar orgulloso de tu cultura y
costumbres es digno de admirar, creer que las tuyas son las mejores y utilizar
estas diferencias como barrera, te hace mejor patriota a la vez que peor
persona.
Pero esto no es todo, el instinto de manada, no justifica
por si solo tanta pasión ciega por pertenecer a un grupo determinado de
personas, y es que la humanidad es compleja, por lo cual no podemos olvidar la
imperiosa necesidad del ser humano de reconocerse, de saber quién es, y desde
luego, ser español (o de cualquier otra nacionalidad) te ayuda a definirte como
persona, así que si sumas nuestro instinto más primitivo de agruparnos en
manadas, con nuestra necesidad de saber quién somos, producida como un efecto
residual de tener un cerebro tan desarrollado que nos permite tener conciencia
de existir como un ente individual, a la vez que nos impulsa a preguntarnos ¿quién
soy? Lo que obtienes es un peligroso caldo de cultivo, para producir gente
xenófoba y fanática, por lo cual debemos estar atentos para no dejar que estos
condicionantes se desarrollen produciendo: rechazo al distinto como afirmación
de lo que creo ser, y no debemos permitirlo ya que la realidad es que: somos de
todo un poco y nada del todo, es decir seres humanos.