VENEZUELA, posiblemente la palabra más repetida en los
telediarios, mucha información, gran confusión, demasiados intereses, poca
reflexión, y todo ello con la posibilidad de un final terrible. Pero, ¿qué pasa
en realidad en la patria de Bolívar?, ¿existe algo más allá de Maduro-malo,
Guaidó-bueno? Lamentablemente la realidad venezolana es mucho más compleja y
delicada que la simple polaridad que se nos plantea. Por ejemplo: Se puede ser
de izquierdas y estar en contra del régimen chavista, se puede creer que Guaidó
no es la solución y no estar con Maduro.
Vayamos por partes, cuando Maduro crea una Asamblea Nacional
constituyente, es decir duplica la Asamblea Nacional, por una parte está la
elegida democráticamente en las urnas, y por otra la creada y controlada por
Maduro, esta última se crea gracias al poder constituyente, que aparece en la
constitución venezolana en al artículo 347, este poder permite crear dicha
Asamblea por mandato popular, en este caso a través de un referéndum, ergo si
es constitucional, tanto como es una jugada de Maduro para tener una Asamblea
que él pueda controlar, ya que pervierte la función del poder constituyente que
existe con el fin exclusivo de “crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar
una nueva Constitución” y desde luego no suplir las funciones de una Asamblea
electa, cosa que sin duda Maduro se pasa por el puente del triunfo, ya que la
constituyente redacta y aprueba todo tipo de leyes, cumpliendo funciones que no
le otorga la constitución. Frente a este comportamiento la Asamblea Nacional
electa, decide que Maduro no cumple sus
funciones y se agarra al artículo 233 para considerar que existe una falta
absoluta del presidente y así poder nombrar a un presidente provisional, el
aplicar dicho artículo a pesar de ser un recurso valido es sin duda un
despropósito desde varios puntos de vista, partiendo del hecho de considerar a
Maduro en falta absoluta de sus funciones, una afirmación de poca o nula base
jurídica. Por otro lado tenemos el hecho de que Guaidó no tiene forma de hacer
real su cargo, ya que el control de los órganos del estado y en especial del
ejército, lo tiene Maduro quien es el único que ostenta el poder real de
presidente, quedando Guaidó a la espera de asumir el poder de su cargo
simbólico, todo ello sin olvidar que el mismo artículo que utilizó la Asamblea
electa para nombrarlo presidente, lo obliga a convocar elecciones en un plazo
de treinta días.
Pues bien, ¿y ahora qué?, ¿cuáles son las opciones reales para
Guaidó para poder gobernar? bueno existen algunas fórmulas pactadas y
negociadas, pero de momento no parecen muy factibles, lamentablemente la más
probable pasa por una acción armada, bien sea de forma interna (guerra civil) o
de forma externa (invasión) en cualquier caso con un derrame de sangre y
sufrimiento de la población civil, y en dicho caso la responsabilidad sería
arrojada a la cara de los dos mandatarios, culpándose mutuamente, como si
importara de quien es culpa y no tanto el dolor y la muerte inferida al pueblo,
ojalá que todo esto termine de una forma pacífica, así lo deseo de corazón,
pero cada día que pasa todo me lleva al recuerdo de, Angola, Irak, etc. No
olvidemos que Venezuela es la mayor reserva de petróleo del mundo y esto es un
factor importante en un conflicto que, en el momento en que Guaidó se auto
declaró presidente, dejó de ser un problema interno del país a ser un problema
de estrategia y política internacional.
Podría hablar de las últimas elecciones en Venezuela y sus circunstancia
anómalas, pero no quiero enredar más, solo dejar claro con los pequeños apuntes antes expuestos, que
la situación en la tierra que me vio nacer es cada día más compleja y peligrosa,
y que cuando los políticos en España la utilizan con fines electorales, están siendo
rastreros y sucios además de estar tensando una situación cuyo precio es el
sufrimiento de unos ciudadanos inocentes.
Así que les pido a todos los que lean este texto que por
favor se informen mejor, que reflexionen más y que tengan en cuenta las
posibles consecuencias de la crisis venezolana en la población, antes de opinar
tan alegremente de lo que allá acontece, lo mismo le diría a los políticos de
uno y otro lado, pero lo triste es que ya lo saben y poco les importa el
pueblo, la democracia y la paz.
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